El amor es uno de los motivos que ha movido a escritores y poetas desde el principio de los tiempos. Es uno de los grandes temas de la literatura y uno de los impulsos básicos del hombre. Freud decía que había dos instintos primordiales Eros y Thanathos, es decir, el amor y la muerte. La vida y la muerte son estos dos elementos que se dan unidos en el amor trágico.
A diferencia de las películas románticas de Hollywood, las grandes historias de amor de la antigüedad no llevaban a los héroes a un final feliz. El desenlace solía ser la muerte de los amantes y unido a ellos la destrucción de sus allegados. Este el caso del adulterio entre Sir Lacenlot del Lago y la Reina Ginebra, que conduce al final de la corte del Rey Arturo. La historia de Tristán e Isolda, de la que ya se habló en otro artículo, tiene un desenlace similar. Por ello se consideran historias trágicas. Los amantes deben luchar contra sus propios deseos, pero acaban sucumbiendo a ellos lo que conduce a su perdición.
Obviamente no se puede repasar toda la literatura que hay a este respecto, pero sí mencionar alguna de sus historias. Dichas historias sirven de ejemplo de lo que es el amor trágico y de la influencia que ha tenido.
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Fuentes celtas. La leyenda de Deirdre.
Estas narraciones de amor cortés ancla sus raíces en viejas leyendas celtas, en las que se ve ya los rasgos esenciales del amor de la novelas de caballería. Los amantes se enfrentan a un destino fatal movidos por su pasión. Este es el caso de la leyenda irlandesa de Deirdre y del guerrero Naisi. En ella Deirdre, hija de un noble de Ulster, nace bajo un mal auspicio. Un druida le anuncio que será la predicción del reino de Conchobar.
El rey para romper el conjuro la encerrará siendo aún una niña en una torre en medio del bosque. Bajo la protección y cuidados de la anciana Lavarchan la joven Deirdre crecerá convirtiéndose en una beldad. En ese tiempo sólo el rey Conchobar la irá a visitar. El monarca espera casarse con la muchacha en cuanto alcance la mayoría de edad. Pero la joven no siente ningún deseo por el viejo rey y sueña con salir de su prisión.
Un día Naisi y sus hermanos, famosos guerreros, se encuentran accidentalmente con la fortaleza de Deirdre mientras están de caza. Ambos jóvenes se enamoran apasionadamente. Sin embargo, Naisi al saber que está prometida con el rey Conchobar intenta luchar contra esta pasión. La lucha resulta vana, ya que ambos habían nacidos destinados a amarse. Esta misma idea de un destino que empuja a los amantes se ve en Tristán e Isolda, en este caso debido a un brebaje mágico.
Para poder vivir juntos Deirdre y Naisi, junto con los hermanos de éste, huyen a Alban (Escocia). Allí tras luchar contra sus habitantes fundan un reino y viven en él felices durante siete años. No obstante, el rey Conchobar no ha olvidado su pasión por la joven ni el deseo de vengarse por la afrenta recibida. Para cumplir con su vendetta manda como emisario a Fergus, uno de los caballeros más honestos del reino, con la promesa de perdón a los dos jóvenes.
Deirdre y Naisi no confían en Conchobar, pero sí en Fergus, que les da su palabra de honor de defenderles con su propia vida. Naisi tiene, a pesar de todo, dudas sobre su regreso a la patria. Es Deirdre la que le convence de volver a Irlanda. De esta forma cumple con la profecía del druida.
En realidad, es ella la que toma todas las decisiones y la que tiene un carácter fuerte. Naisi se deja arrastra por los deseos de la joven. Deirdre demuestra también su resolución cuando opta por su libertad frente a la vida lujosa que le propone Conchobar. Prefiere vivir errante y pobre junto a su amando, que ser reina.
Conchobar lleva a cabo su venganza en cuanto los amantes y sus aliados desembarcan en su reino. Fergus y sus hombres, que nada sabían de la traición, son separados de la comitiva. Naisi y sus hermanos luchan contra cientos de guerreros, pero al final encuentran la muerte. Mientras que Deirdre es llevada ante el rey que aún la desea. Sin embargo, ella no se deja dominar por el viejo monarca y en un descuido se suicida sobre el cuerpo de amando.
Fergus viendo la traición del rey carga contra él con todos sus hombres. La corte de Conchobar es destruida y Emhain, su reino, es pasto de la llamas. Después de ello Fergus cansado de tanto pesar emigra al reino de Maeve, reina de las hadas. De esta manera la predestinación hecha por el druida se cumple. Deirdre lleva la destrucción a todo el reino. Su historia recuerda a la de Helena de Troya, ya que en ambas hay una profecía que conduce todo a su inexorable final.
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El amor trágico en España. Los amantes de Teruel.
Las historias de amor trágico, donde es la mujer la que juega el rol principal frente a su joven caballero servicial, no son exclusivas de Gran Bretaña. En España hay un claro ejemplo de este amor que termina en tragedia, el de Juan Martínez de Marcilla e Isabel de Segura. Respecto a estos amantes hay dudas sobre su existencia real hasta el punto que el siglo xvi se creyó encontrar sus momias. La respuesta sobre la veracidad de la historia aún hoy día no se ha solucionado.
La leyenda cuenta el amor de Juan Martínez de Marcilla por Isabel de Segura, hija de uno de los hombres más ricos de la ciudad. Se muestra que, al igual que Tristán e Isolda, Ginebra y Lancelot o Deirdre y Naisi, la condición social de la mujer supera a la de su amante. Isabel responde favorablemente al amor del joven, pero su padre se niega a dicha relación por la diferencia de fortunas.
Ante esta negativa Marcilla decide ir en busca de riquezas y pide a su amada un plazo de cinco años para lograrlo. Isabel de Segura se mantiene fiel a su joven amando, a pesar de las presiones de su padre. Pero transcurridos los cincos años Juan no da señales de vida. Pesando que su amando no regresa Isabel da el consentimiento a su padre y se casa con otro hombre.
Justo después de la boda Marcilla regresa con la fortuna necesaria para casarse con Isabel. Pero descubre que ella no le ha esperado. Al enterarse se esconde en la habitación de los recién casados para hablar con ella. Isabel le pide a su marido que la respete esa noche por un voto de castidad que había hecho. Cuando el esposo esta ya dormido Juan sale de su escondite y le ruega a Isabel que le dé un beso en recuerdo de su amor. Sin embargo, ella se lo niega y él cae muerto al instante.
Isabel despierta a su marido y juntos llevan al cadáver de Marcilla a la puerta de casa para que no les acusen de asesinato. Al día siguiente se celebran los funerales de Juan. Isabel se siente culpable de su muerte y acompaña a la comitiva hasta la iglesia de San Pedro. Allí abraza el cuerpo inanimado de su antiguo amor y le da el beso, que éste le había pedido. En ese momento ella cae muerta abrazada a su amado.
Esta historia de los amantes de Teruel ha estado siempre presente en la literatura española. Cumple con muchos rasgos del amor trágico. El rol principal no recae en el hombre, sino en la mujer, y el final de la historia supone la muerte de ambos. Esta idea de dos amantes unidos por una pasión tan grande que les lleva a su propia destrucción será un clásico en toda la historia de la literatura, ejemplo de ello es la obra de Shakespeare Romeo y Julieta o Hamlet. Aunque ésta última tiene un eje central distinto, ya que el argumento se centra en la venganza de Hamlet por el asesinato de su padre. Incluso en el cine se puede ver su influencia, como muestra la película de Titanic o de Moulin Rogue Lo que queda claro es que las historias clásicas, los grandes amores de la literatura no terminaban con el happy end.
Bibliografía:
Anónimo, (1981), La muerte del rey Arturo, Madrid, ed Alianza.
Anónimo, (2000), Tristán e Iseo, Madrid, ed. Alianza.
González Ruiz, David, (2010), Breve historia de las leyendas medievales, Madrid, ed. Nowtilus.
Sainero, Ramón, (1993), Sagas celtas primitivas, Madrid, ed Akal.
Sainero, Ramón, (1985), Leyendas celtas en la literatura irlandesa, Madrid, ed. Akal.