Nuevos avances en las investigaciones reabren el caso de Lady Di, cuando se cumplen 16 años de su muerte. Un suceso con innumerables presunciones tras el accidente de tráfico, donde perdió la vida junto a su pareja Dodi Al-Fayed y su chofer. El único sobreviviente de la tragedia en el túnel, bajo el Pont del Alma en París, fue el guardaespaldas de ambos, Trevor Rees-Jones.
Un acontecimiento que marcó el comienzo de una serie de interminables investigaciones en torno al hecho, porque el vehículo era perseguido por los fotógrafos y la prensa, cuando se produjo el accidente. También la magnitud de los personajes involucrados consternó al mundo entero. Informaciones resientes sobre las averiguaciones que está realizando Scotland Yard, revelarían un posible asesinato organizado por la élite del ejército británico. Esto se debe a que la policía ha comunicado que: «examina información de estas muertes para evaluar su pertinencia y credibilidad» y continúan diciendo: «La investigación será realizada por expertos de la policía criminal».
La recepción de evidencias enviadas por la Policía Real Militar, vio la luz en el juicio que se llevó a cabo a un tirador de los servicios especiales (SAS). Los suegros del soldado serían los que proporcionaron documentación, donde afirman al comandante del cuerpo que: «el militar le había contado a su hija que su unidad había organizado la muerte de la princesa». Son datos que no pertenecen a la “Operación Paget”, como se conoce a las teorías conspiratorias sobre la muerte de la princesa Lady Di. Estas hipótesis no tendrían entonces fundamento, y tanto el Ministerio de Defensa, como la Casa Real, no se han pronunciado al respecto.
En conclusiones de la policía británica y francesa, se describe que Henri Paul, conducía en estado de ebriedad y sobrepasando los límites de velocidad, para escapar del acoso de la prensa en las calles de Paris. El Tribunal Superior de Londres en el año 2008, sentenció que fue un accidente por negligencia del chofer. Sin embargo es el padre del multimillonario Dodi Al-Fayed, quien mantiene la tesis del asesinato de la pareja, alegando una conspiración. El ex propietario de la cadena Harrods asegura que los servicios secretos británicos, querían advertir a la princesa que no se casara con un musulmán, porque era la madre de un futuro rey.
La policía londinense mantiene el hermetismo, sobre las nuevas versiones que surgieron de este juicio y evalúan la veracidad de los datos aportados, buscando respuestas. Pero la gran pregunta sería si un soldado británico, fue el encargado de asesinar a la princesa Diana. Otra pregunta de los investigadores tiene que ver con la monarquía, que buscaba quitar del medio al personaje que incomodaba su papel en la historia. Es sin duda el magnate egipcio Mohamed Al Fayed, progenitor del novio, quien sostiene este plan macabro en base a las palabras que escribió Diana y que su mayordomo Paul Burrel, divulgó. Según esta versión habría escrito: “Mi marido planea un accidente de automóvil, un fallo de los frenos o heridas craneales, porque así tendrá vía libra para casarse”.
Es de público conocimiento que el ex comisario de Scotland Yard, encargado de llevar a cabo las pesquisas, Lord Stevens, interrogó al príncipe Carlos de Inglaterra sobre la muerte de su esposa. Posteriormente afirmó que no existían pruebas sobre una posible conspiración y un informe francés lo confirmaba en más de 850 páginas, donde culpaban únicamente al conductor. Una carrera frenética para librarse de los paparazzi, que terminó fatalmente en Paris y que en nuestros días continúa siendo motivo de muchas conjeturas. La imagen exquisita y particular de Diana de Gales era contemplada por la familia real con recelo. Su cercanía al pueblo, su popularidad y sus virtudes la destacaban como una princesa humana y familiar, que se preocupaba por la gente y se ganaba su simpatía.
En el aniversario de los 60 años de la Reina Isabel II en la corona inglesa, cuando se aprecia una relación más cercana y apreciada por el pueblo, las sospechas que implican a un militar, empañan el cariño hacia la realeza. Sin duda es un episodio histórico que no se ha zanjado y que está en la memoria de la humanidad, desde el fatídico 31 de agosto de 1997. Mantienen vigencia los supuestos en torno a un complot y permanece sin solución un episodio, que truncó la vida de la joven princesa Lady Di a punto de contraer enlace y en la plenitud de su vida.