Un día sin escuchar música resulta casi imposible, los medios de comunicación sin duda han musicalizado nuestras vidas, y aun sin quererlo, seguramente un vecino hará el favor de subirle volumen a su equipo.
Al encender la TV, entrar a las redes sociales, y por supuesto, sintonizar la radio, siempre escucharemos una melodía o la canción más pegada del momento. Escuchar música en nuestros días es de lo más normal y fácil; existen aplicaciones móviles para ello, páginas para descargar, escuchar o comprar música y hasta canales de televisión musicales, en fin, formas las hay, pero si vemos un poco al pasado, es sencillo darse cuenta que antes era casi un privilegio.
El registro de sonido
Los medios digitales han facilitado enormemente el grabar sonido, y difundirlos también, pero esto no todo el tiempo fue así. Algunos ya conocerán los casetes y los CDS, aunque la verdad es que el fonoautógrafo se convirtió en el primer aparato en grabar sonidos.
No suena muy útil el mecanismo del Fonoautógrafo, pues podía trascribir el sonido de una manera visible, pero este no era capaz de reproducirlo, por lo que no se escuchaba nada; se inventó en el año 1857 por Leon Scott, pero sería un antecedente para lo que vendría, ya que más tarde nacería el fonógrafo, la forma más eficaz del momento para escuchar música, aparato que nació en 1877 gracias al ingenio del famoso Thomas Alva Edison. Sin embargo, sería el disco de vinilo que popularizaría y extendería no solo sonidos y melodías, sino la música a todos los hogares.
Primer disco de Vinilo
También llamado disco gramofónivo, es un disco grande si lo comparamos con los CDS, que mide aproximadamente 300 mm de diámetro, apto para guardar sonido y reproducirlo con la ayuda de un tocadiscos. Este logra grabar un promedio de 45 minutos de música, siendo desarrollado por Emile Berliner en el año 1888.
Aun así, se considera que el primer disco de vinilo fue grabado por Enrico Caruso en el año 1902, siendo para aquel momento el cantante de ópera más famoso e importante del mundo, fue por su renombre que se escogido para grabar un disco entero, disco que sería distribuido más tarde, llegando a vender asombrosamente 1 millón de copias, un número importante para la época.