El lenguaje es el principal vehículo de la construcción social de la realidad, dijeron alguna vez dos de los sociólogos más importantes del siglo XX. Quizás por eso la historia de la imprenta sea algo tan apasionante. Ya que se refiere al primer intento sistemático del hombre por producir, de manera masiva y escrita, un mismo mensaje.
La historia de imprenta se remonta muchos siglos hasta la época romana. Incluso se dice que aproximadamente entre 300 y 400 años antes de cristo, ya estos imprimían sobre arcillas intento de inscripciones de manera sistemática.
Pero ¿quiénes fueron los primeros en realizar una imprenta sobre papel? ¿Oriente u Occidente? Veamos:
Historia de la imprenta: entre oriente y occidente
En oriente, específicamente en China, se atribuye la creación de la primera imprenta a Bí Shéng. Quien utilizando hojas de papel de arroz, empezó a plasmar las primeras letras y caracteres chinos, gracias a la fabricación de una compleja imprenta utilizando piezas de porcelana.
En cambio, en oriente, la creación de la imprenta estuvo envuelta en una gran polémica entre alemanes, franceses, holandeses e italianos. No obstante, la victoria final sería para Alemania. Ya que todos los historiadores expertos coinciden en reconocer que la creación de la imprenta, tal como se empezó a conocer en el medioevo, fue obra del alemán Johannes Gutenberg en el año 1440, algo relacionado a la religión.
¿Qué tiene que ver la religión con la invención de la imprenta?
Gutenberg había trabajado como orfebre y herrero. Posteriormente al mudarse a Estrasbusrgo empezaría a trabajar en una empresa de grabados de madera. Pero no sería sino a través de una curiosa apuesta que se daría a la tarea de intentar fabricar la primera imprenta de occidente.
La apuesta consistía en que Gutenberg tenía que fabricar una máquina que fuese capaz de copiar una biblia entera en menos tiempo de lo que lo hacía el más hábil de los monjes copistas. Para ello, dedicaría el resto de su vida, tiempo, conocimiento y dinero a la creación de una imprenta de “tipos móviles”. La cual consiste en fabricar una a una todas las letras del abecedario.
Para lograr está titánica tarea Gutenberg necesitaría de la ayuda de importantes prestamistas. En primer lugar se le asocia con un prestamista de Europa Central. Sin embargo, esté al ver que la imprenta no quedaba terminada y Gutenberg solicitaba más dinero, decidió abandonar el proyecto.
Posteriormente aparecería Juan Fust. Otro importante prestamista que se vería relacionado con Gutenberg en términos de sociedad. No obstante, la historia se volvía a repetir: tras dos años de ayudas monetarias de Fust, la imprenta de la Biblia seguía sin culminarse. Pero esta vez, a diferencia del prestamista Rumano no sería Fust quien se retiraría del negocio. Al contrario, sacaría de la sociedad al propio Gutenberg para continuar con el proyecto en solitario.
La Biblia de Gutenberg
A pesar de haber quedado fuera del proyecto editorial, el cual sería publicado en el año 1456 con un tiraje de 180 unidades, una cantidad increíblemente superior a la producida de manera manual por el monje más hábil, la historiografía occidental reconoce de manera unilateral a Johannes Gutenberg como el padre de la imprenta moderna.
Ahora cuéntanos ¿Conocías esta historia?