Las relaciones entre España e Irlanda siempre han sido amistosas. Se saben que desde la edad de bronce ha habido un comercio y un estrecho vínculo entre ambos países, a pesar de estar separadas por el Atlántico. Una muestra de ello es que en la ciudad de Galway en la costa oeste de Irlanda hay un arco en el puerto llamado “Spanish Arch”, ya que era el lugar donde los navegantes españoles descargaban sus mercancías.

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Una de las muestras de las relaciones amistosas entre estos dos países se vio durante la guerra entre España y Gran Bretaña en la época de Felipe II. Cuando la armada invencible se hundió los pocos supervivientes españoles que llegaron a la costa de Donegal, en el noroeste de Ulster, fueron protegidos. No sufrieron el mismo destino los que arriaron las costas británicas. Los barcos fueron saqueados y los tripulantes ejecutados. Con el hundimiento de la Armada española por culpa de las inclemencias del tiempo los irlandeses perdieron las esperanzas de librase de la dominación inglesa.

En esta época destaca una familia, la de los O´Neill, que se alzaría contra el poder británico y por la libertad de Irlanda. El apellido O´Neill es uno de los más antiguos de la isla. Ya se tiene noticias suyas en el siglo x como una de las familias más poderosas del norte de la isla. Sus relaciones con Inglaterra siempre fueron tirantes. Enrique VIII busco ganarse el favor de los O´Neill nombrando a Conn O´Neill “Earl of Tyrone”.

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Pero su matrimonio con Ana Bolena y la salida de la iglesia católica acabaron con ello. La sangrienta reforma religiosa inglesa se vio por parte de los ingleses como una forma de dominación. La persecución de monjes y de figuras como la de Tomás Moro, de los cuales mucho acabarían perdiendo la vida, llegó a límites extremos. Los clanes irlandeses tomaron el catolicismo como símbolo de su identidad de irlandeses frente a la corona inglesa. Los O´Neill sería uno de los que con más firmeza se enfrentó a la dominación británica.

 A la muerte de Enrique VIII, en 1547, los ingleses trataron de imponer no sólo la religión anglicana, sino también su lengua y costumbres. Sin embargo, los irlandeses no se dejaron fácilmente subyugar. Shane O´Neill, hijo de Conn, que fue nombrado caudillo del Ulster, logró poner en jaque al ejército inglés, a pesar de su inferioridad numérica. También se puso en contacto en secreto con el rey de España, Felipe II. Este acuerdo es lo que llevaría a la derrota de la Armada invencible.

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Aunque los motivos de Felipe II no eran sólo ayudar a los irlandeses, quería romper el predominio inglés en la zona de Flandes. La reina Isabel de Inglaterra prestaba constantes ayudas a los rebeldes flamencos, que eran además protestantes. Con la excusa de servir a la fe católica Felipe II buscaba terminar con la guerra en Flandes, que ya duraba veinte años.

 Shane O´Neill fue asesinado en 1567 durante una cena con los escoceses del Ulster, en los que buscó su apoyo. Su nieto Hugh O´Neill fingió obediencia a la reina Isabel durante muchos años. No obstante, fue él quien ayudo a los náufragos españoles tras la tormenta que destrozo la armada de Felipe II. En secreto los mando de nuevo España.

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En el año 1258 un miembro de la familia O´Neill, Brian O´Neill, fue reconocido por los otros caudillos irlandeses y logró, durante unos pocos años, una unidad en la isla. En el siglo xvi esta idea retoma fuerzas y es encabezada por un descendiente de Brian, Hugh. En 1597 derrotó al ejército de la reina Isabel y unos años después lo desmanteló por completo con la ayuda de un ejército español en la batalla de Yelow Ford. Pero la liberación no se había logrado, nuevos refuerzos llegaron de Inglaterra y los irlandeses con los pocos españoles que les acompañaban no pudieron hacerle frente. Las fuerzas irlandesas no estaban preparadas para una batalla abierta.

Los españoles fueron sitiados en la fortaleza de Kinsale. Los intentos por romper el cerco por parte de O´Neill no lograron el resultado esperado. El día de Navidad de 1601 Hugh perdió la lucha y la esperanza de liberar a Irlanda del dominio inglés. Los españoles sitiados lograron un permiso para regresar a España. Felipe III, que reinaba en la Península en aquel momento, no volvió a intentar una lucha contra los ingleses en su propio territorio. Uno de los caudillos irlandeses, O´Donnell, buscó refugio en España junto con los sobrinos de O´Neill, Owen y Arthur. El primero de ellos se unió a los tercios españoles y logró cierta fama bajo el nombre Eugenio O´Neill.

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En 1641 una rebelión en Irlanda le permitió regresar y perseguir de nuevo el sueño de su familia, la independencia de la isla. La guerra entre Carlos I contra los españoles parecía debilitar a los ingleses. Los irlandeses vieron una oportunidad de librarse del dominio inglés y de la intransigencia del parlamento británico, que se veía sobre todo a nivel religioso. Carlos I protegió la libertad religiosa, lo que creaba muchas tensiones entre el monarca y el parlamento. En este momento de inestabilidad Owen O´Neill regresó a Irlanda junto con otros irlandeses para luchar por la libertad de su tierra.

Pero, a pesar de la victoria en 1646 contra las tropas escocesas, la llegada de Cromwell al poder terminó con la sublevación irlandesa. Su forma de hacer la guerra fue horrible, la mayoría de los habitantes de Drogheda fueron pasados a cuchillo o ahorcados. La misma estrategia seguía con las demás ciudades irlandesa, a la vez que despojaba de sus tierras a los católicos, que dio a colones protestantes venidos de Escocia o Inglaterra. Las tierras del Ulster corrieron pareja suerte, la familia O´Neill se vio privada de sus tierras y derechos como condes de Tyrone.

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El primer presidente que tuvo la República de Irlanda fue Eamon de Valera, de padre español. Eamon lucho por la independencia de su país, lo que le obligó a abandonar la isla en 1916. Fue declarado en 1932 en Estados Unidos el primer presidente en el exilio. De Valera sería el que recogió la esperanza de la familia O´Neill y de muchos clanes irlandeses de lograr la independencia de Irlanda.

Tras muchos años de luchas la guerra con Inglaterra terminó en 1921 con un tratado, el Estatuto de Dominio, que dividió a Irlanda en dos grupos antagónicos, los que aceptaban las condiciones inglesas, que incluían grandes libertades, y los que se oponían a ellas, que buscaban una república independiente, entre ellos se hallaba De Valera. Esto desató una guerra civil que enfrentó a ambos grupos y supuso muchas muertes. La causa de los independentistas fue cogiendo fuerza poco a poco. Con varias victorias republicanas en las elecciones en 1938 se firmó la primera Constitución Republicana y en 1949 Irlanda, sin seis condados del antiguo reino de Ulster, se declaró República Independiente del Eire.

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Bibliografía:

Losada, Juan Carlos, “La Armada Invencible. Felipe II contra Inglaterra.” En National Geographic España.

Sainero, Ramón, (2009), San Andrés de Teixido y las islas del más allá, A Coruña, ed. Toxosoutos.

Sainero, Ramón, (2012), La huella celta en España e Irlanda, Madrid, ed. Akal.