Cultura y ciencia unidas por Cervantes casi 400 años después de su muerte, para recuperar los restos del célebre escritor de “Don Quijote de la Mancha”. Historiadores, arqueólogos, forenses ingenieros topógrafos, osteoarqueólogos, antropólogos, expertos en ADN y técnicos, trabajan en el proyecto extrayendo féretros de la cripta del autor, donde se encontraron las iniciales MC.
La operación “Buscando a Cervantes”, es un proyecto de interés mundial que se encuentra en su fase antropológica y forense. Los historiadores afirman: “Cervantes está ahí: todos los estudios, los eruditos y la documentación existente, lo prueban: allí se enterró y nunca salió. Si no está en la cripta, está en las otras oquedades”. Los datos indican que se deben encontraron restos de un varón de aproximadamente 60 años, con atrofia en la mano izquierda por heridas sufridas en la batalla de Lepanto, con pocos dientes y secuelas en el tórax por impactos de arcabuz, durante la lucha.
Los expertos permanecen atentos ante los avances de la investigación y el plomo, detectado en los huesos de los ataúdes. Las tareas se llevan a cabo en la Iglesia de las Trinitarias de Madrid, ubicada en el barrio de Las Letras en Madrid. Se han instalado equipos, instrumental técnico y endoscopios, en la cripta que se sitúa debajo de la sacristía, para observar las casi 36 tumbas sin abrirlas. Los posibles restos de Cervantes que falleció en 1616, están siendo analizados con detenimiento, porque junto con ellos se descubrieron una decena de ataúdes más, que deben estudiarse. Algunos de los cuerpos no se corresponden con la edad del escritor y existen huesos destruidos por el paso del tiempo. El hallazgo de la tabla con las iniciales que está bastante deteriorada, indicaría que en el lugar se colocaron otros enterramientos con anterioridad. Los antropólogos explicaron que no quieren adelantarse, pero están “emocionados en este instante aunque deben seguir mirando y revisando el resto de puntos de enterramiento de la Iglesia, sin embargo, por el momento no se contempla hacer el análisis de ADN”.
Las iniciales MC de la cabecera del féretro, que se cree pertenecen al escritor universal se ha mantenido en buen estado, tanto la madera como sus herrajes. Mientras otros ataúdes contienen fragmentos óseos de cuerpos distintos y en este punto se complica la investigación. Un dato importante son los tres machones de los herrajes del mismo metal, propios de estos ataúdes. Miguel de Cervantes desde 1613, formaba parte de la Venerable Orden Tercera, y en las inscripciones de sus féretros se acostumbraba llevar las iniciales V.O.T., correspondientes a esta cofradía religiosa. Se fortalece la hipótesis de que su ataúd sería el encontrado hasta el momento. En el lugar se trabaja con georadares, y equipos de última generación que detectaron huesos infantiles, que podrían pertenecer a niños cristianos que no recibieron la Primera Comunión. Estos enterramientos, se producían por la alta mortandad de los pequeños durante el siglo XVII debido a las epidemias, enfermedades y hambrunas, de la población infantil. Restos hallados en las zonas más cercanas al suelo y los de adultos debajo del metro de la cripta.
La hornacina ubicada a la derecha del muro donde están los nichos es el centro de atención, porque según las explicaciones de las religiosas, se trataría de un altar para oficios funerarios. Hallazgos que se extrajeron para analizarse en el laboratorio exterior, porque será preciso examinar los huesos y detectar rastros de plomo de pelotas de arcabuz. Un análisis que certificaría que se trata de Miguel de Cervantes. La documentación hasta el momento, se fortalece con la incorporación de historiadores reconocidos, que aportan datos testimoniales de distintos escritos. Es importante comparar las anotaciones de los registros de la época. Será necesario cotejar las inhumaciones y misas encargadas para difuntos, con el fin de precisar este importante hallazgo de los restos de Miguel de Cervantes.
El monasterio de San Ildefonso y San Juan de Mata, conocido como Convento de las Trinitarias, sigue albergando el concienzudo trabajo de un equipo de científicos, que se mantienen expectantes ante los hallazgos. Pasará algún tiempo, hasta que se pueda acceder para conocer los restos extraídos, que se tendrán que depositar en un museo.
