Louis Pasteur nace en Dole, Francia, en el año 1822, específicamente el 27 de diciembre. En su infancia se acercaba más al arte y las letras, hasta que su padre lo obliga a ir al bachiller, donde al principio se gradúa de letras en 1840 y luego de ciencias en 1842, teniendo irónicamente, notas mediocres en química. Fue admitido en la Escuela Normal Superior de París, estudiando química bajo la dirección de Dumas y Balard, doctorándose en 1847 en física y química.
Desde 1847 a 1853, fue profesor de química en Dijon y posteriormente en Estrasburgo, ahí conoce a Marie Laurent, su esposa, la cual era la hija del rector de la universidad. Tuvo cinco hijos, aunque sólo dos llegaron a la edad adulta, los otros murieron a temprana edad de tifus.
Ya en 1854 es nombrado decano de la Facultad de Ciencias en la Universidad de Lille, pasando luego en 1857 a desempeñarse como director de estudios científicos de la Escuela Normal de París. Por último, desde 1888, hasta su muerte, fue el director del instituto que lleva su nombre en la capital francesa.
Tras varios infartos en el crepúsculo de su vida, con una salud debilitada por una hemiplejía (que padecía desde 1868), falleció en 1895 a los 72 años, en Marnes-la-Coquette, Francia.
La pasteurización y el almacenamiento de alimentos
Pasteur en su estudio e investigación de microbiología, hace el hallazgo de corroborar sobre que las levaduras eran las responsables de la producción de alcohol durante la fermentación y la actuación de algunas bacterias eran las causantes de agriar la cerveza y el vino. Dos bebidas que hoy en día conocemos mu bien.
Así pues, descubre que calentando hasta los 44 grados centígrados soluciones azucaradas, se eliminaban esos microorganismos que dañaban el vino, la cerveza o la leche, de esta manera, crea el proceso que permite almacenar alimentos en un estado seguro, favoreciendo a la industria alimentaria.
El fin de la generación espontánea
Luego de su estudio sobre la fermentación y pasteurización, Pasteur se pregunta sobre si los microorganismos se formaban de manera espontánea o no. Para ello, hace un experimento, donde introduce material nutritivo esterilizado en diversos recipientes, todos ellos sellados para impedir la contaminación. Los resultados demostraron que en los recipientes donde se introducía el aire húmedo, se producía una rápida putrefacción del material orgánico. En cambio, en los que estaban bien sellados, no había alteración del material original.
Así pues, Pasteur concluye que el aire tiene gérmenes y microorganismos varios que se desarrollan en contacto con la materia orgánica en condiciones adecuadas, suponiendo así el fin de la teoría de la generación espontánea.
La teoría germinal de las enfermedades infecciosas
En 1865, el gobierno francés le pide ayuda para resolver la causa de una enfermedad de los gusanos de seda, que habían destruido la industria. Emprende la investigación, y tras 4 años, comprendió los mecanismos de contagio. Donde no era una sola enfermedad, sino dos parásitos que infectaban a los gusanos en su etapa inicial y en las hojas donde se alimentaban.
Diagnosticó que los huevos y hojas infectadas debían ser destruidos y reemplazados por otros nuevos, y sanos. De esta manera, desarrolla su teoría germinal de las enfermedades infecciosas, según explicaba que toda enfermedad infecciosa tiene su causa en un ente vivo microscópico con capacidad para propagarse entre las personas, ideas que chocaban con lo aceptado en su momento, como el desequilibrio de humores y el escepticismo de que algo tan pequeño pueda matar a seres mucho más fuertes.
Las vacunas
Luego de desarrollar su teoría, haría su gran aporte para con la humanidad, las vacunas, que no es más que infectar con microorganismos debilitados a un cuerpo sano, para que desarrolle las defensas ante tal enfermedad y así, protegerse ante futuras infecciones. Este método fue probado con eficacia por primera vez en humanos, con un niño que sufrió mordeduras de un perro con rabia, al ser vacunado y luego de diez días de tratamiento, no desarrolló la enfermedad mortal.